Tregua navideña
Mié, 24/12/2008 - 03:45
Por Chachi Samseviero
Mié, 24/12/2008 - 03:45
Por Chachi Samseviero
Fuente: Diario La República
Hoy, víspera de Navidad, el mundo se prepara para la más tradicional de todas las fiestas tradicionales del mundo occidental y cristiano. Festejos con grandes banquetes y bebidas espirituosas abundarán en estos siete días como las opíparas comilonas de nuestros ancestros paganos en las que también se intercambiaba opulentos regalos.
Nada sabemos sobre la fecha real del nacimiento de Jesús pero los antiguos pueblos europeos celebraban la fiesta pagana del Sol el 25 de diciembre, coincidente con el solsticio de invierno. Corría el siglo IV de nuestra era cuando el papa Julio I, harto de tanto ágape pagano y viendo que la Biblia se refería al Mesías como “Sol de Justicia”, instauró esta fecha como día del nacimiento del hijo de Dios, oficializado posteriormente por el emperador Justiniano.
Apóstatas, ateos, cristianos y fariseos rememoran hoy un festejo que habla de paz, amor y unión familiar pero que en la era de la globalización y el maldito mercado, se convierte en el perverso paradigma de a mayor consumo mayor sensación de bienestar. Impulsos como la exaltación del derroche de los ricos, el despilfarro del mísero aguinaldo de los asalariados y el gastar lo que no se tiene de los pobres, atiborra los centros comerciales alentados por la publicidad engañosa. Es la fiesta de las futuras deudas impagas creadas por el dinero de plástico que compra ilusiones inservibles y objetos descartables que bajan de los barcos de oriente para inundar los mercados con ofertas alucinantes que conducen al éxtasis de la nada y causan la quiebra de las pequeñas empresas peruanas. Es la tregua de la Navidad. Pan, justicia y bienestar es el reclamo que queda postergado, la consigna urgente que en estos días se sosiega y retrae para dar lugar a la alegría de los niños, la satisfacción de lo banal y a sacarse el gusto hoy porque dios proveerá mañana. En el lado oscuro de este mundo están los humildes que en su miseria, ignoran dignamente los motivos de tanta algarabía.¡Feliz Navidad!
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